Ánforas

La historia de la orfebrería es la propia historia del hombre, pues surge de forma independiente en todo el mundo, con técnicas muy semejantes por la propia naturaleza de la materia, en la cual no solo es posible apreciar el valor estético de los objetos, sino también reconocer en ellos a un pueblo, su cultura, sus normas, sus creencias y su sociedad.

La metalurgia y la orfebrería comienza con el primer hombre que transformó el oro para una función decorativa o ritual (una necesidad inherente a la condición humana), permitiendo así el nacimiento del primer orfebre, y por tanto, dando lugar a una evolución de funciones, estilos, materiales, disciplinas… que va desde el Neolítico con la orfebrería tradicional hasta nuestros días con la orfebrería moderna.

En Canarias, este arte comienza tras la Conquista. En los primeros siglos se trataba de orfebrería importada, fundamentalmente desde la Península Ibérica y Latinoamérica, pero no es hasta el siglo XVI cuando se tiene constancia de los primeros orfebres canarios. El archipiélago cuenta con importantes museos de orfebrería como La Catedral de Las Palmas y de La Laguna, la iglesia de La Concepción de La Orotava, la Basílica del Pino, en Teror, y otros muchos, donde se aprecian vistosas piezas por orfebres de diversas escuelas, destacando la sevillana, madrileña, cordobesa, peruana, mexicana y cubana.

Los metales llegan a Canarias a partir del siglo XV, procedentes de distintos lugares como Latinoamérica, la península Ibérica o Italia, pero es en el s. XVI y bajo el influjo estilístico del plateresco renacentista, que comienza este arte en las Islas. Las primeras obras estarán influidas por los modelos peninsulares e indianos, siendo la andaluza la más influyente en la orfebrería canaria. Esto es debido a que en Sevilla se encontraba la casa de contratación que era la encargada de supervisar todo el comercio.