Cirios de Nazareno o penitente
Cirios de nazareno, en color natural o tintado, varias calidades de cera. Preguntar personalización con escudo y tamaños
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Con el desarrollo de la industria ballenera en el siglo xviii, el espermaceti, un aceite que proviene de una cavidad en la cabeza del cachalote, se convirtió en una sustancia ampliamente utilizada para fabricar velas. El espermaceti se obtenía cristalizando el aceite del cachalote y fue la primera sustancia para velas disponible en grandes cantidades. Al igual que la cera de abejas, la cera de spermaceti no producía un olor repugnante cuando se quemaba y generaba una luz significativamente más brillante. También era más dura que el sebo o la cera de abejas, por lo que no se suavizaba ni se doblaba con el calor del verano. Las primeras "velas estándar" fueron fabricadas con cera de espermaceti.
En 1800, se descubre una alternativa aún más barata. El aceite de colza, derivado de la Brassica rapa, y un aceite derivado de Brassica napus, las velas fabricadas con ellos producían llamas claras y libres de humo. Los químicos franceses Michel Eugène Chevreul (1786-1889) y Louis Joseph Gay-Lussac (1778-1850) patentaron la estearina en 1825. Al igual que el sebo, se derivaba de grasa animal, pero no contenía glicerina.
A mediados del siglo XIX las velas se convirtieron en un producto industrializado de consumo masivo. En 1834, Joseph Morgan, un artesano de peltre de Manchester, Inglaterra, patentó una máquina que revolucionó la fabricación de velas. Esta máquina permitía la producción continua de velas moldeadas usando un cilindro con un pistón móvil para expulsar las velas a medida que se solidificaban. Esta producción mecanizada permitía producir unas 1500 velas por hora, (según su patente "...con tres hombres y cinco muchachos [la máquina] fabricará dos toneladas de velas en doce horas"). Esto permitió que las velas se convirtieran en una mercancía fácilmente asequible para las masas.9
Price's Candles se convirtió en el fabricante de velas más grande del mundo a finales del siglo xix.
Durante este período, los fabricantes de velas también comenzaron a crear mechas de hilos de algodón trenzados (en lugar de simplemente retorcidos). Esta técnica hace que las mechas se ricen al quemarse, manteniendo la altura de la mecha y por lo tanto la llama. Debido a que gran parte del exceso de mecha es incinerado, estas se conocen como mechas "autocortantes" o "autoconsumibles".10
A mediados de la década de 1850, James Young consiguió destilar cera de parafina del carbón y pizarra bituminosa en Bathgate en West Lothian y desarrolló un método de producción comercialmente viable.11 La cera de parafina fue elaborada destilando los residuos que quedaban después de refinar el petróleo crudo.
La parafina podía ser usada para hacer velas baratas de alta calidad. Era una cera blanca azulada, que quemaba limpiamente y no dejaba olor desagradable, a diferencia de las velas de sebo. Una desventaja de la sustancia era que las primeras ceras de parafina derivadas del carbón y el petróleo tenían un punto de fusión muy bajo. La introducción de la estearina, descubierta por Michel Eugène Chevreul, resolvió este problema.1213 La estearina es dura y resistente, con una temperatura de fundición de 54 a 72.5° C (129.2-162.5° F). A finales del siglo xix, la mayoría de las velas fabricadas eran de parafina y ácido esteárico.
En ese entonces, la empresa Price's Candles, con sede en Londres, era el mayor fabricante de velas del mundo.14 La compañía se remonta a 1829, cuando William Wilson invirtió en 4 km² de plantaciones de cocoteros en Sri Lanka.15 Su objetivo era hacer velas con aceite de coco. Más tarde intentó con aceite de palma de las palmeras. Un descubrimiento accidental dejó a un lado todas sus ambiciones cuando su hijo George Wilson, un químico talentoso, destiló el primer aceite de petróleo en 1854. George también fue pionero en la implementación de la técnica de destilación por vapor, y así fue capaz de fabricar velas a partir de una amplia gama de materias primas, incluyendo grasa para la piel, grasa ósea, aceite de pescado y grasas industriales.
En Estados Unidos, Siracusa (Nueva York) se convirtió en un centro global para la fabricación de velas desde mediados del siglo xix. Los fabricantes fueron Will & Baumer, Mack Miller, Muench Kruezer, y Cathedral Candle Company.